viernes, 22 de julio de 2011

Análisis subjetivo comparativo del personaje de Ofelia en Hamlet de Shakespeare y “Ofelia” O la madre muerta de Marco Antonio de la Parra.

El presente documento consistirá en un análisis subjetivo comparativo del personaje femenino de Ofelia en las obras Hamlet de William Shakespeare y “Ofelia” o la madre muerta del dramaturgo chileno Marco Antonio de la Parra.
Para llegar a una conclusión persuasible se esclarecerán antes los puntos dónde ambas obras se encuentran, aquellos en que difieren y se propondrán argumentos que defiendan que la obra “Ofelia” o la madre muerta puede ser una fiel reescritura contemporánea de Hamlet, escrita bajo otro paradigma social-cultural.
La comparación surgirá desde el punto en común que ambos personajes poseen: la femineidad vista desde diferentes ángulos; la virginidad, la inocencia, la locura, el suicidio y el amor.
Los objetivos de la investigación serán descubrir qué características construyen a las Ofelias de tal manera que el personaje, colocado cada cual bajo su propio contexto histórico-cultural-social, sea exactamente el mismo pero trascurrido el tiempo y traspasados los límites de las épocas.
           

Hamlet es una obra de William Shakespeare escrita entre los años 1600 y 1608, aproximadamente. El drama narra sobre un príncipe que intenta vengar a su padre, quien ha sido asesinado por su hermano para obtener la corona y el amor de su esposa.
Hamlet no se entera del asesinato de su padre, si no es por el fantasma del asesinado, quién se aparece por las noches en los pasillos del castillo para revelar a su hijo el secreto y lograr la venganza.
            Durante el transcurso de la obra Hamlet comienza a mostrarse loco frente a quienes lo rodean, siendo este acto parte de un plan para vengar a su padre. La venganza se transforma en su único objetivo. Finge haber perdido por completo la razón para justificar los comportamientos extraños que intentan clarificar el asesinato.
Ofelia es el personaje femenino más importante de la obra, siendo ésta la enamorada de Hamlet. Al comienzo de la obra Ofelia está ahí escuchando las declaraciones de amor de Hamlet, pero conservando siempre la pureza y la virginidad características de su edad y honor acordes con la época y su paradigma social. Su hermano Laertes y su padre Polonio la advierten, le aconsejan que tenga cuidado y que no confunda el amor con “los hervores de la sangre”[1] de Hamlet.
Ella obedece a éstos consejos. Trascurrida la acción, cuando Hamlet comienza con su inesperada locura, Polonio intenta demostrar a Claudio, el rey asesino, y a Gertrudis, la viuda del rey asesinado, ahora esposa de Claudio, que todas estas sinrazones de Hamlet se deben a su apasionado amor por Ofelia.
Se planea un encuentro entre ambos jóvenes. Los involucrados en averiguar que le sucede a Hamlet  se esconden para escuchar la conversación. El encuentro se produce y lo único que Ofelia obtiene de la boca de Hamlet no son más que insultos y crueldad. En ese momento la confusión comienza a invadir el cuerpo de Ofelia.
Avanzado el drama, Hamlet, por equivocación mata a Polonio, el padre de Ofelia. Desde ese momento en adelante vemos a una Ofelia confusa, triste, ida, perdida y loca. Canta en todas partes, no hay a quién escuche, no entiende nada, su entendimiento está borroso. Terminando todo en un bello suicidio.
La historia termina con la muerte de casi todos los involucrados dentro del castillo de Elsignor.

“Ofelia” o la madre muerta, de Marco Antonio de la Parra fue escrita el año 1994.
La acción ocurre dentro de una clínica psiquiátrica de desintoxicación y los personajes son parte del recinto y sus familias.  El dueño del lugar es el padre de Hamlet, el esposo de Gertrudis, quien ha muerto. Ella mantiene un romance secreto con Claudio, médico de la clínica, hermano del fallecido y tío de Hamlet hijo.
Polonio es el padre de Ofelia, médico y administrador del lugar, sabe de los crímenes ocurridos.
La madre de Ofelia ha muerto, el misterio de su muerte no se ha resuelto, pero Ofelia está convencida de que la han asesinado. De esta manera Ofelia se propone descubrir los misterios que la rodean. Es así como empieza a revelarse frente a la corrupción del lugar y deja de comer y se niega a ser tocada por Hamlet, su enamorado, totalmente ignorante de lo que sucede. Dado que la joven insiste en aclarar las muertes tanto de su madre, del padre de Hamlet y la relación oculta entre Gertrudis y Claudio, Gertrudis le administra una sobredosis de morfina que termina matándola. Finalmente descubrimos que la madre de Ofelia o la Estrella de Cine como es presentada en la obra, ha sido asesinada por Polonio quién le inyectaba grandes cantidades de morfina para hacerla feliz.

Ambas obras, tanto Hamlet como “Ofelia” o la madre muerta presentan una acción cuyo detonante es la muerte de alguien. En el caso de Hamlet, su ansia de venganza es dedicada a su padre, quién como un fantasma se ha aparecido en los castillos de Elsignor para contarle sobre su asesinato. En “Ofelia” o la madre muerta, vemos un fenómeno parecido pero no igual;  Ofelia sospecha que la muerte de su madre se ha producido por un asesinato, pero nadie se lo ha dicho, sin embargo ella, al igual que Hamlet de la tragedia de Shakespeare, ve al fantasma de su madre que se presenta como la Estrella de cine, quién deambula por la escena sin ser vista ni reconocida por nadie excepto por Ofelia.

El lugar donde se desarrollan las fábulas en ambas obras, parecen a simple vista ser muy diferentes entre sí, pero no lo son tanto. Si bien una clínica no tiene nada que ver en su estructura arquitectónica con un castillo de aquella época, lo que sucede en sus interiores podría ser interpretado como una jerarquía que funciona de manera parecida. Dentro de una clínica psiquiátrica o de desintoxicación, los médicos son quienes tienen el poder sobre todas las decisiones. Son los dueños de la razón y pueden ser cuestionados sólo por sus propios pares, generándose sólo entre colegas una igualdad de poder respetable.
            En el caso de Hamlet de Shakespeare, la acción ocurre dentro de un castillo, dónde las decisiones las toma el rey, consultándole sólo a la reina en algunas ocasiones. Al rey no se le puede discutir, nadie lo iguala en poder.
Considero pertinente proponer esta comparación rey-médico, sobre todo en una época como la que estamos viviendo,  dónde la figura del doctor ha ido ocupando un lugar cada vez más omnipotente. Frente a la ignorancia del paciente, lo único que le queda es confiar en que la palabra del médico es la correcta y todo lo que éste proponga será lo mejor. El conocimiento científico otorga al ser humano una especie de poder inigualable. En la era de las ciencias, a aquel que sabe desenvolverse en los términos de la medicina se le otorga inconcientemente un poder sobrevalorado. Me atrevo  a decir que dentro de lo que es nuestra sociedad hoy en día, los médicos podrían estar utilizando un rol de “reyes” de la ciencia. Es así como la locación puede ser un punto en común entre ambas obras, la clínica podría ser una perfecta versión contemporánea  del castillo de Elsignor.

El asesinato entre seres queridos también es una característica que comparten ambas obras. En Hamlet, Claudio asesina a su hermano, el rey Hamlet.
En “Ofelia” O la madre muerta, hay un doble asesinato, Claudio mata a su hermano,  Polonio mata a su esposa, a la madre de Ofelia.
Hay un tercer asesinato en común, el suicidio. Ofelia de Hamlet se suicida en el río, Ofelia de Marco Antonio de la Parra comete un suicidio a largo plazo que no se logra concretar ya que Gertrudis la mata antes de que ella muera de inanición.

En ambas Ofelias podemos encontrar ítems en común que caracterizan al personaje como una mujer víctima de las mentiras, del drama y la tragedia.
A continuación me propongo interpretar las siguientes características en común que presentan ambas Ofelias: el parentesco con hombres, la locura y el suicidio.

En Hamlet de Shakespeare, las dos mujeres que aparecen en el texto están ahí gracias a la importancia del rol que cumple aquel que es su pariente.
Cabe destacar que en el libro de Shakespeare, en la página donde se presentan los personajes, las dos mujeres están al final y presentadas de la siguiente manera:

                           OFELIA, hija de Polonio
                          GERTRUDIS, reina de Dinamarca y madre de Hamlet
                          (Shakespeare 2000:5)

Según la cita anterior, Ofelia no existiría si no fuera por su parentesco con Polonio. Gertrudis por su parte destaca, en cierta forma, por el poder que le  brinda su rol de reina, pero que es dado también por ser la esposa del rey.
Ofelia por su parte, funciona y existe gracias a que Hamlet está enamorado de ella. Su primera aparición en la obra trata de una escena donde su hermano le aconseja no corresponder a los sentimientos de Hamlet.
         Laertes: Por lo que hace al frívolo obsequio de Hamlet, debes considerarlo   como una mera cortesanía, un hervor de la sangre, una violeta que en la primavera juvenil de la naturaleza se adelanta a vivir y no se sostiene; hermosura no durable; perfume de un momento y nada más.
         Ofelia: ¿Nada más?
         Laertes: Pienso que no, porque no sólo en nuestra juventud se aumentan.
         Las fuerzas y el tamaño del cuerpo sino las facultades interiores del talento y del alma crecen  igualmente con el templo en que residen. Puede ser que él te ame con sinceridad, sin que manche borrón alguno la pureza de su intención. Pero debes temer al considerar su grandeza, pensando que no tiene voluntad propia, y que vive sujeto a obrar según a su nacimiento corresponde. El no puede, como una persona vulgar, elegir  por si mismo, puesto que de su elección depende la salud y prosperidad de todo un reino…”                       

(Shakespeare 2000:18)

En el diálogo anterior observamos cómo Laertes la invalida asegurándole que el amor que está sintiendo Hamlet por ella es induradero y volátil. Con las palabras de Laertes el personaje de Ofelia queda, en cierto modo, invalidado como mujer y comienza a funcionar de aquí en adelante, sólo al servicio de Hamlet, de descubrir qué le sucede y de complacer a quienes la rodean alejándose de él. Avanzada la acción, Ofelia enloquece porque Hamlet ha asesinado a su padre Polonio. Nuevamente la vemos desarrollarse de alguna manera por reacción a algo que le sucede a otro. Está existiendo en base a la ausencia de otro. 
Es así como la muerte de Ofelia, su suicidio, es la culminación de un largo proceso de desintegración de la personalidad e identidad del personaje, ya que nunca fue realmente lo que era, siempre respondió a lo que los otros hacían de ella, era una persona armada en base a lo que Polonio esperaba de ella y a lo que Hamlet sentía o no por ella. 

Según lo anteriormente expuesto, Ofelia cabría dentro del postulado de Rubin Gayle, antropóloga americana y feminista teórica, en su libro “El tráfico de mujeres”[2], donde defiende que existen mujeres que sólo existen por el rol que cumplen en la vida de otras personas del sexo opuesto, o por ser madre de alguien, hermana de aquél o enamorada de algún hombre.
La afirmación anterior se ve avalada por un texto pronunciado por la reina en el momento de los funerales de Ofelia:
            La Reina: Que las flores se unan a la flor. (Esparce flores sobre el cadáver).         Adiós…Yo deseaba que hubieras sido esposa de mi Hamlet, graciosa doncella, y     esperé cubrir de flores tu lecho nupcial…pero no tu sepulcro.
            (Shakepeare 2000:104)

La cita anterior es considerablemente cruel, ya que la reina no se lamenta por lo que Ofelia no fue, si no por el rol que no alcanzó a desempeñar.

Es así como la muerte de las Ofelias en ambos casos se parece, aunque distan de ser iguales por el momento culmine en que mueren. La de Marco Antonio de la Parra muere intoxicada por una sobredosis de morfina suministrada por su tía Gertrudis, en cambio la de Shakespeare muere ahogada en un río, tras haberse lanzado a él.
La Ofelia de De La Parra, está muriendo durante toda la obra, ella desarrolla un suicidio a largo plazo que no alcanza a concretarse porque la matan antes de que llegue el momento de desnutrición absoluta.
Ella no se cansa de intentar descubrir los secretos que la rodean. Está agotada de no poder denunciar, de no ser escuchada y de la contaminación que la rodea en aquella clínica. Por lo tanto, a modo de protesta deja de comer y tampoco deja que Hamlet la toque, se obsesiona con la pureza de su cuerpo. Al ver que ya nada es puro en esa clínica, reacciona de manera contradictoria. Intenta la pureza al no dejar que Hamlet la toqué y deja de comer para no contaminar su cuerpo, a sabiendas de que para vivir la comida es necesaria. Es un acto de pureza y autoflagelación al mismo tiempo. Al verse imposibilitada de maltratar al resto, para vengar a su madre o para dejar al descubierto sus secretos, maltrata a su propio cuerpo con una obsesión mortal por la pureza. He ahí la explicación de la exuberante presencia del agua dentro del texto de Marco Antonio de la Parra. El autor chileno toma el suicidio en el agua de la Ofelia de Shakespeare como un elemento recurrente en su texto, ya que el agua está presente en variadas escenas. Como podemos verlo en la cita a continuación, que remite al comienzo de la obra.

                        Sobre una gran pantalla se ve el paisaje de un río tomado desde el curso                          de éste. Como la mirada de un ahogado. (De La Parra 1994: 187)

 La obra comienza con la convención de Ofelia en el agua y su voz en Off, se entiende una intención de representar a la Ofelia tras el suicidio del texto de Hamlet, la Ofelia recorriendo calmada las aguas del río que la mató, para llegar a esta clínica donde la historia se repite, pero ahora transformándola a ella en un Hamlet en femenino y con menos poder de denuncia. 

            La locura, por otra parte, es otra de las características que podemos encontrar en ambas Ofelias, considerando que la locura ha ido cambiando de significado a través del paso del tiempo. En Hamlet de Shakespeare, Ofelia comienza siendo una muchacha completamente normal, casta y pura. Es Hamlet quién finge una locura, lo que afirma que hasta la muerte de Polonio no hay nadie dentro del castillo que esté realmente loco, aunque esa información la sabe solamente el lector y los amigos más cercanos a Hamlet.
Es así cómo la locura fingida de Hamlet es traspasada pero de manera real a Ofelia, la mujer que el ama. Cuando Polonio muere, Ofelia ya no aguanta más de angustia, ya que también se vio afectada  por lo confusas que fueron las palabras de Hamlet cuando Polonio quiso demostrar al rey y la reina que las locuras del príncipe eran por amor:
                        Hamlet: si te casas, quiero darte esta maldición en dote. Aunque seas un hielo en la castidad, aunque seas tan pura como la nieve, no podrás  librarte de la calumnia. Créeme, vete a un convento. Adiós.                                            Pero…escucha: si tienes necesidad de casarte, cásate con un tonto; porque los avisados saben muy bien que vosotras los convertís en   fieras… Al convento, y pronto. Adiós. (Shakespeare 2000: 51)

Las palabras de Hamlet parecen ser casi premonitorias, debido a que cualquier opción que tome la doncella será dolorosa, una menos que la otra, pero ninguna la hará feliz.
Sin embargo Hamlet no pronuncia la tercera opción, que será la que toma Ofelia: la muerte.
La siguiente aparición de Ofelia es en la escena de los cómicos dónde Hamlet ha contratado un grupo de actores para representar una obra escrita por él donde se hace directa alusión al asesinato de su padre.  Este momento brinda mayor confusión a Ofelia ya que Hamlet la corteja cada vez que encuentra oportunidad.
                        Hamlet: ¿Permitiréis que me ponga sobre vuestra falda?
                        Ofelia:  No, señor.
                        Hamlet:  Quiero decir, apoyar mi cabeza en vuestra falda.
                        Ofelia: Sí, señor.
                        Hamlet: ¿Pensáis que he querido cometer alguna indecencia?
                        Ofelia: No, no pienso nada de eso.

Las actitudes de Hamlet son una especie de transición de Ofelia hacia lo locura, si bien el detonante es la muerte de su padre, me parece pertinente considerar que desde el principio de la obra, cada una de sus apariciones constituye un aporte a su proceso de pérdida de identidad, algunos la niegan, otros la aprueban, uno la corteja y luego la maltrata para volver a cortejarla, y finalmente, su padre, el único gran apoyo que veía dentro del palacio  muere y se desata la locura; que culmina en el suicidio.

Por otro lado, la Ofelia de Hamlet se vuelve “loca” para la época de Shakespeare, pero se enferma para nuestra época.
                                   Laertes: Mi buena hermana, dulce Ofelia.
                                   Oh cielos, ¿Es posible que el buen juicio
                                   De una joven doncella resulte tan mortal
                                   Coma la vida de un anciano? (Shakespeare 2000: 88)
En Hamlet, de Shakespeare, la locura se ve como la muerte del juicio. Al Laertes decir que el juicio resulta mortal,  nos anuncia o adelanta el suicidio de Ofelia, ya que efectivamente la pérdida del juicio resulta mortal.
La Ofelia de Marco Antonio de la Parra, asume el rol de Hamlet, han matado a su madre, quiere descubrir el asesinato y quiere vengarse; lo asume también en el sentido de la locura.
Cabe destacar que la locura de esta Ofelia es descrita y dada a entender más que nada como una enfermedad. Si  bien es cierto que hoy en día la anorexia y la obsesión por la pureza son enfermedades, en la época en que se escribió Hamlet, aquél que no comía por voluntad estaba loco y la pureza era parte del paradigma cultural y social.
Es coherente que la anorexia de Ofelia se presente aquí como una enfermedad más que una pérdida de juicio ya que estamos viviendo en una sociedad que existe bajo una paradigma científico, dónde la palabra del doctor vale más que cualquier otra.
Bajo éste paradigma científico todos los locos han dejado de ser técnicamente locos para convertirse en enfermos y una vez insertos en el contexto de hospital, manicomio o clínica de rehabilitación, pasan a ser pacientes. Por lo tanto, ésta Ofelia está tan loca como la Ofelia de Shakespeare. Sólo que aquí estamos bajo un paradigma científico y en la época en que se escribió Hamlet la sociedad existía bajo un paradigma teocéntrico.

Según todo lo anteriormente expuesto, cabe concluir que Ofelia es un personaje que trasciende desde Hamlet hasta Ofelia o la Madre Muerta, ya que en la reescritura, el dramaturgo chileno, toma varias de las características de Ofelia y las agudiza haciéndolas mas crueles y las pone en el contexto de nuestra época.
Ofelia no cambia en su manera de ser  al reescribirla, si no que exagera algunas de sus características. La expresión a través del canto es una clara referencia a la Ofelia de Shakespeare, quién comenzó a cantar una vez que se desató su locura, en cambio en la obra de De la Parra, Ofelia canta desde la escena numero siete en adelante[3]. Es así como el lector podría llegar a pensar, tras leer el texto de Marco Antonio de la Parra, que la Ofelia de Shakespeare siempre estuvo loca, sólo faltaba un detonante para que saliera a la luz la pérdida del juicio; juicio que podría haber sido sólo un juicio pensado y brindado por el juicio existente dentro de la propia locura.
Cabe destacar también que bajo el paradigma científico en que vivimos, las “locuras” o enfermedades psiquiatritas son fáciles de diagnosticar antes de ser completamente llevadas a su máxima expresión, por lo que es coherente cuestionarse si es que la Ofelia de Hamlet quizás estuvo siempre loca, pero bajo ese paradigma, no se podía descubrir debido a la sutileza o inexistencia absoluta de los síntomas de la “locura”.


[1] (Shakespeare 2000: 18)
[2] http://es.wikipedia.org/wiki/Estudios_de_g%C3%A9nero
[3] (De la Parra 1990: 206)

lunes, 21 de marzo de 2011

HAMLET El metalenguaje dentro del clásico de Shakespeare

El presente ensayo consistirá en la realización de un análisis del personaje Hamlet de la obra Hamlet de William Shakespeare, mirado desde el punto de vista de un meta-personaje, es decir, un personaje dentro del propio personaje de la obra de teatro.

Me propongo estudiar los distintos aspectos de la personalidad y las acciones del personaje que lo acercan a las características propias de un actor y del mundo teatral. Reconociendo el texto de Hamlet como una obra dónde la anagnórisis[1] ocurre en un momento inusual, ya que ésta se da al principio de la obra y no una vez avanzada la acción, como ocurre en los textos tradicionales, se investigará cómo las acciones, juegos y engaños del personaje dependen absolutamente de el estímulo que provocó esa anagnórisis en él, tal y cómo se produce el reconocimiento de un actor al momento de enfrentarse a un nuevo personaje.

Se investigará también el metateatro[2] como un elemento constantemente presente en el clásico de Shakespeare y cómo se transforma en una especie de hilo conductor que atraviesa la obra de teatro desde principio a fin. Si bien bajo la definición de la palabra metateatro Hamlet no cabría dentro de ésta, ya que la problemática de Hamlet no es el teatro propiamente tal, es pertinente considerar que los elementos teatrales que contiene la obra tanto dentro de la trama como dentro del personaje principal de la obra le permiten ser clasificada dentro de una obra con elementos de metalenguaje.


“El Fantasma: …Escúchame, Hamlet. Se esparció la voz de que, estando en mi jardín, dormido, me mordió una serpiente. Todos los oídos de Dinamarca fueron generosamente engañados con esta fabulosa invención. Pero tú debes saber, mancebo generoso, que la serpiente que mordió a tu padre, hoy ciñe su corona.
Hamlet: ¡Oh! Ya me lo anunciaba el corazón. ¡Mi tío!” (Shakespeare 2000:24)

La  cita anteriormente expuesta corresponde a la escena de la obra en la cuál Hamlet descubre que su tío ha envenado a su padre, asesinándolo instantáneamente. Defiendo que es el momento de la anagnórisis ya que Hamlet descubre su realidad, su destino ha cambiado, se ha reconocido en una misión: la venganza. Su misión en la vida, de ahora en adelante es vengar a su padre asesinado, su vida ya no dependerá de las decisiones propias ni de su voluntad, ahora Hamlet sería un sirviente del fantasma del Rey Hamlet, su padre.
El plan de Hamlet para vengar a su padre consiste en fingir una locura inexplicable que brota de una día para otro, llamar la atención y así finalmente encontrar el momento exacto para matar al asesino de su padre.
Fingir la locura hasta el límite en que el lector no sepa si está hablando Hamlet o el nuevo rol de loco que adoptó, se asemeja notablemente al proceso que atraviesa un actor al momento de hacerse cargo de un nuevo personaje.
Cuando un actor se enfrenta a un texto pasa por una serie de procesos donde va imaginando a su personaje para darle vida, pensamientos, características. Este proceso es saltado por Hamlet, simplemente asume su rol sin mayores cuestionamientos en cuánto a su ejecución: hace, realiza acciones, dirige su energía para un objetivo. Es un actor que se desenvuelve en el escenario de su propia verdad.
El actor juega, interpreta, experimenta con las reacciones de la gente. Asimismo Hamlet, inteligentemente, disfruta en este juego, observa, analiza las reacciones.
Es así como Harold Bloom expone en su libro: “La idea de comedia, de play, juego, es central para Falstaff, como la idea de comedia, de play, juego, lo es para Hamlet.” (477)
El autor de la cita anterior Bloom, compara a Hamlet con Falstaff, otro personaje creado por Shakespeare, por lo importante que para ambos son el juego, la comedio, lo teatral.
Para Hamlet es central la comedia y el juego, porque es la manera que tiene él de enfrentarse a la tarea que le ha dado su padre. La inteligencia que Hamlet utiliza para fingir su locura se asocia perfectamente a la inteligencia de un dramaturgo que escribe un drama, tragedia o comedia. De cierta manera Hamlet va escribiendo sus propios parlamentos de la obra y se apodera tan impresionantemente de ellos, que el lector, a veces, no logra darse cuenta si es el Hamlet de Shakespeare el que habla o el Hamlet de Hamlet el que está presente en la escena.
Durante los procesos de ensayo de un actor, el sujeto trabaja para poder vivir realmente lo que le está sucediendo al personaje, se crea circunstancias dadas que tendrá que convertir en propias para dar naturaleza a la actuación. Una actuación magistral, es aquella que confunde, que eriza por no saber si es el actor el que habla o el personaje, es aquella que hace creer que las vivencias son propias y no de la imaginación de un dramaturgo. Hamlet, a diferencia de un actor, tiene las circunstancias dadas ya dadas, es decir son reales, no cabe la posibilidad de que no lo sean ya que están sucediendo en su propio contexto y están directamente relacionadas con su vida privada.

“Hamlet puede parecer una persona real que de alguna manera ha quedado atrapada dentro de una obra de teatro, de modo que tiene que actuar aunque no quiera” (Bloom, 476)
Si se mira desde el punto de vista de la cita anteriormente expuesta, Hamlet sería un personaje destinado a vivir lo que le ha tocado vivir sin poder cambiar esta misión. Sin embargo, considero que Hamlet es un personaje demasiado inteligente como para estar destinado a hacer una cosa y no poder revertir las cosas de manera que el quiera, creo que asumió su rol, lo jugó, nunca lo abandonó y terminó cumpliendo su objetivo al mismo tiempo que sus adversarios también lo cumplían.

Además de ser reconocibles las características actorales del personaje, se puede encontrar en Hamlet una visión de lo que el teatro significa y del rol que éste cumple dentro de la sociedad para Hamlet o para Shakespeare.
En el momento en que Rosencratz y Guilderstein traen a un grupo de actores de los cuales Hamlet siempre había disfrutado, Hamlet escribe una obra para ser representada en la corte. La obra escrita por Hamlet comenzaría con la acción mimada de lo que le había ocurrido a su padre, se ve en el escenario como el actor rey al estar dormido es envenenado con un líquido que se le introduce por la oreja, igual como el rey Claudio había matado a su padre.
“Yo he oído a veces que, asistiendo a una representación hombres muy culpados, han sido heridos en el alma con tal violencia por la ilusión del teatro, que a vista de todos han publicado sus delitos; pues la culpa, aunque no tenga lengua, siempre se manifiesta, por medios maravillosos. Yo haré que estos actores representen delante de mi tío algún pasaje que tenga semejanza con la muerte de mi padre. Yo le heriré en lo más vivo del corazón y observaré sus miradas…Si muda de color, si se estremece, ya se lo que me toca hacer...
Esta representación ha de ser el lazo en que se enrede la conciencia del rey” (Shakespeare 2000:47)
Al igual que un actor y que varios teóricos del teatro (Bertolt Brecht, por ejemplo), Hamlet busca una reacción. Utiliza el teatro como un medio para conseguir un fin, el teatro en este caso va mas allá de un arte o de un medio de entretención, lo utiliza como una herramienta para averiguar algo.
Cuando el rey ve la escena en que el actor le vierte el líquido en la oreja al actor rey, se levanta muy molesto y se retira de la escena. Hamlet había considerado previamente, como queda demostrado en la cita anterior, que si veía reacciones exageradas o miradas extrañas en el rey quedaría confirmado su crimen. Así fue, el rey se paró indignado, su tío Claudio había cometido el crimen.
El momento de la obra de teatro en la corte es crucial dentro de la obra ya que de aquella dependerán las decisiones de Hamlet y la cordura puesta en duda de Hamlet por el propio Hamlet. El protagonista de la obra llegó a dudar por algunos momentos de la veracidad de lo que había visto, tal como lo dice en su pequeño monólogo: “Al demonio no le es difícil presentare bajo la mas agradable forma. Bien podría él, que es tan poderoso, sobre una imaginación perturbada, valerse de mi propia debilidad y melancolía para engañarme y perderme.” (Shakespeare 2000: 47)
Que Shakespeare propusiera que la decisión de Hamlet dependiera de una representación teatral, muestra de cierto modo la visión que tiene el propio dramaturgo sobre el teatro.  El dramaturgo nos entrega su opinión de lo que es y cuales son los objetivos del teatro.

Otro momento donde se puede apreciar de manera mas explícita el metateatro es el momento en que Hamlet explica al actor como deben representare las palabras escritas por el y da opiniones sobre las buenas y malas actuaciones.
“Dirás este pasaje en la forma que te lo he declamado yo: con soltura de lengua, no con voz desentonada, como lo hacen muchos de nuestros cómicos. Más valdría entonces dar mis versos al pregonero para que los dijese. No manotees así, acuchillando el aire; moderación en todo, puesto que aún en el torrente, la tempestad, y mejor dicho, el huracán de las pasiones, se debe conservar aquella templanza que hace suave y elegante la expresión…
La acción debe corresponder a la palabra, y ésta a la acción, cuidando siempre de no atropellar la simplicidad de la naturaleza.  No hay defecto que mas se oponga al fin de la representación, y este fin, desde el principio hasta ahora, ha sido y es ofrecer a la naturaleza un espejo en que vea la virtud su propia forma, el vicio su propia imagen, cada nación y cada siglo sus principales caracteres.
(Shakespeare 2000:54)
Esta pieza del texto revela inconfundiblemente, según mi consideración, el criterio actoral de Shakespeare. Es en este momento donde Hamlet se transforma en Shakespeare o Shakespeare se manifiesta a través de su propia creación.
Si no fuera por los verbos utilizados que dan a entender que el mensaje es para el actor que acompaña a Hamlet en la escena como dirás o no manotees, por ejemplo, ese fragmento podría haber sido sacado de cualquier manifiesto teatral instructivo para actores. Cabe destacar que un actor perfectamente podría valerse de las herramientas que entrega Hamlet al personaje del actor para procurar una actuación natural y no exagerada.

Otra ocasión que cabe mencionar por sus propiedades metateatrales es el momento en que Polonio manda a Reinaldo a averiguar las andanzas de su hijo Laertes. “Con el anzuelo de la mentira captarás la verdad; que así como nosotros, los que tenemos talento y prudencia, solemos conseguir por indirectas el fin directo, usando de artificios y disimulación.”(Shakespeare 2000: 30)
“Con el anzuelo de la mentira captarás la verdad” y “Esta representación ha de ser el lazo en que se enrede la conciencia del rey” frase dicha posteriormente por Hamlet, tienen un significado relativamente parecido. Hamlet captará la verdad con el anzuelo de la ilusión, así como Reinaldo tendrá que representar saber o no saber cosas sobre Laertes para enterarse de lo que el hijo de Polonio hace o no hace.


El metalenguaje y el meta teatro se transforman en un elemento recurrente tanto en los personajes de la obra como en los temas tratados en la obra, es por esto que lo considero un elemento que cumple el rol de hilo conductor.
“Pero esto es típico de la conciencia de Hamlet, pues el príncipe tiene una mente tan poderosa que las actitudes, los valores y los juicios mas contrarios pueden coexistir dentro de ella coherentemente, tan coherentemente de hecho, que Hamlet se ha convertido casi en todas las cosas para todos los hombres y para algunas mujeres. Hamlet encarna el valor de la personalidad, a la ve que esquiva el valor del amor” (Bloom, 477)
Al igual que un actor, Hamlet puede, según la referencia anterior, hacer que los juicios, los valores y las actitudes mas contrarias puedan coexistir dentro de su mente de manera coherente, este mismo logro es lo que busca un actor al momento de la función, por un par de horas lo que hace o no hace el personaje tiene que ser coherente dentro y fuera del actor, en su mente y en su cuerpo. En los ensayos se busca eternamente la manera de encontrar esa unión, he aquí la mayor diferencia entre Hamlet y un actor, Hamlet no ensaya, Hamlet es. Hamlet cumple el sueño imposible del actor: ser.
                           












                                                                                                                     Maria Francisca Díaz González 









BIBLIOGRAFÍA:

Aristóteles Poética. Barcelona: Losada, 1998.
Shakespeare, William Hamlet. Barcelona: Biblioteca de la literatura Universal, 2000.
Pavis, Patrice Diccionario del teatro. Buenos Aires: Paidós, 2007.
Bloom, Harold La invención de lo humano. Barcelona: Anagrama, 2002.


[1] La anagnórisis o reconocimiento es, como su nombre lo indica, el cambio de ignorancia en conocimiento, para provecho o para daño, de los que están destinados a la felicidad o la desgracia. (Aristóteles, 64)
[2] Teatro cuya problemática está centrada en el teatro y que, por tanto, habla de sí mismo, se “autorepresenta”(Pavis, 2007: 288)

jueves, 17 de marzo de 2011

Bienvenidos

En el siguiente Blog encontraran la percepción, la critica, la investigación, la opinión  de la compañía de teatro La otra zapatilla con respecto a los textos dramáticos. El objetivo de este blog es poder desarrollar el interés por lo textos del arte de la representación ya sea clásicos y contemporáneos  al publico que asiste a nuestra obras.

 Bienvenidos al viaje por el teatro, esta vez revolviendo en los textos, no esperamos ser perfectos solo incentivarlos a leer y a envolverse en los diálogos, imaginándose toda una obra de teatro.

Saludos.